Lucky Strike
En dónde queda la exclusividad? A qué parada tengo que ir?
El viaje a la exclusividad se hace en colectivo, y ahí adentro somos muchos, más o menos iguales, que viajamos apretados, compartiendo sudores, algunos un poco más cómodos que otros.
La exclusividad, entonces, no tiene nada de especial, mucho menos de exclusivo. Se vuelve un destino azaroso. Como la suerte, que hace tatetí para golpear una puerta. Parece que acá podemos ganar todos por igual.
Me siento tan especial como cualquiera y tan normal como el mejor; tan privilegiada como desventajada. Tan puta como santita con esta cara que intenta ser armoniosa. La suerte no permitiría que pudiera mover las caderas como Gatúbela. Já!
El optimismo me llamó por teléfono: -Usted ha sido la feliz ganadora de un viaje con la suerte en un hotel cinco estrellas durante tiempo indefinido con todo pago. Destino: La Exclusividad.
Yo le dije: -Gracias- inmediatamente después lo invité a cenar. Vamos a ver si viene...