
Aunque mi mamá piense que nosotros nos llevamos muy mal (y es en vano decirle que hay familias peores que la nuestra donde los hermanos, literalmente, se clavan cuchillos), y de que por lo general nos peleabamos muy seguido (somos cuatro, imagínense), los mejores recuerdos de mi niñez son acompañada por mis hermanos, cuando tomábamos la leche todos juntos, con tostadas con manteca y dulce (y no como los pendejos de ahora que se toman un yogur mientras corren por toda la casa o boludean por internet). Es que la merienda era sagrada. Y mirabamos "Burbujas" o los dibujitos; y esto aún a los 14 años, sentaditos todos a la tarde (con peleas incluídas).Alguna vez ya hablé de los cantos y las voces que se iban uniendo al grito de "con voz de cancha", pero no hablé de cuando con la raqueta de tenis hacíamos que tocábamos la guitarra y éramos la mejor banda de la historia. O cuando cantábamos las canciones de "pro música de rosario" y hacíamos las voces por turno.
Pero lo mejor de lo mejor era Parchís. Y hoy sigue siendo lo mejor de lo mejor, porque me recuerda esos días en que éramos chiquitos y compartíamos muchas cosas. Y los veo y me dan ganas de llorar de felicidad. Y estoy segura que si hoy nos juntamos a cantarlas todos nos acordamos las letras.
Eso sí, a mí no me vengan con Tino, Tino, que aunque era el bombón del grupo yo me quedo toda la vida con David, sin dudas y por lejos el mejor bailarín y más carismático de Parchís.
Me voy a llorar por ahí, después vuelvo.