Asulunala
Cuando éramos chiquitas hacíamos esas cosas que hacemos las nenas (no sé si los nenes también): con nuestras amigas armábamos pequeñas obras de teatro y las ejecutábamos delante de las otras amigas que tenían su propia obra; por turno, tal como debe ser.
Para ser sinceros, eran obras de teatro pedorras, donde no importaban las dotes artísticas de los actores, sino más bien lucirse (m?) con nuestras ocurrencias y divertirse.
En esa época uno por ahí tenía ciertos amigos más por conveniencia geográfica que por empatía verdadera, esos amigos del barrio de los cuales terminás rescatando a dos o tres, pero de los que finalmente sabés vida y obra porque "viven al lado de casa".
Entre esas amigas existían dos hermanas casa por medio, de las que nos costó darnos cuenta que nos estaban robando los papeles de carta con una laboriosidad como de hormiga que pasaba inadvertido, hasta que nos quedaron cuatro o cinco: colección pobre, cartas de bonitos colores y dibujitos a mi abuela en Buenos Aires. Fin del coleccionismo.
Estoy convencida que nos hubiéramos dado cuenta de no ser por esa confianza exagerada que uno deposita en cualquiera cuando todavía no tuvo suficientes razones para empezar a ser desconfiado.
Fué por esos tiempos en que sucedió lo que motivó este post. La idea era hacer canciones y con una coreografía no muy ensayada, cantarla delante de los presentes. No recuerdo que interpretamos mi hermana y yo, la canción de las otras dos hermanitas de por sí superó ampliamente la nuestra y quedó grabada en mi mente forever, pero no por buena, sino por una particularidad inexplicable: Era verano y así como algunos cantan lasolasyelviento, ellas decidieron hacerle un homenaje a la toalla, amiga inseparable de los veranos en el río; una de ellas decía al ritmo de la música y moviéndose de un lado al otro TOBALLA TOBAAALLAAAAAA, contrastando muy notablemente con su hermana que decía lo que tenía que decir.
Y al final de cuentas, toballa sonaba muchísimo mejor con la musiquita que habían elegido.
7 Comments:
jajajja, qué limado, yo por mi parte cuando era chico no jugaba al teatro, pero sì, eramos de actuar mucho...
y lo de los amigos es verdad...encima viste que te peleabas por tal o cual razon y al dia siguiente estaba en tu casa de vuelta, de terror...
nos vemos che, primera vez en tu blog, me gusta!
Qué tal:
Me gustó, che. Lo que sí, la parte donde decías que eras confiada porque la vida aún no te había hecho desconfiada, lo cantaría con música de valsesito criollo.
¡Chau!
"...esa confianza exagerada que uno deposita en cualquiera cuando todavía no tuvo suficientes razones para empezar a ser desconfiado."
Que bellas palabras TT!!
besos
Nunca participé en obras, aunq me hubiera gustado. Lo q sí hacíamos con mis primos y primas era jugar a las elecciones. La del 83 fue inolvidable. Yo gané como intendente de Córdoba.
Con mi hermano teníamos una de esas camaritas "Cinegraf" que pasaban películas dibujadas en papel. Algunas incluso las hacíamos nosotros calcando de revistas. Tapábamos el portón de rejas del garaje con una frazada y dábamos función...cobrándoles a los pibes del barrio la entrada y cualquier cosa que consumieran, desde galletitas hasta coca cola, y no les perdonábamos ni el agua, aunque era lo más barato del menú.
Hasta que se enteró mi viejo y nos hizo devolver la guita. Nunca tuvo visión para los negocios, el viejo.
Hoy, la camarita la tiene como reliquia mi sobrinita bahiana. Es de esperar que mi hermano la deje que les cobre a los garotinhos, como compensación histórica.
Que beio!, mi carrera artistica fué por el piso en mi infancia gracias a insistentes burlas (hoy por hoy calculo dos cosas: o que era muy malo o que los otros eran muy hijueputas).
No vendra un mp3 de Toballa?
Nosotero' somo' ansí, además es mucho más pintoresco decir toballa.
¡Qué tanto!
Cordialmente,
Yo.
Publicar un comentario
<< Home