Bueno bueno
Malas noticias. Con mi capacidad para exagerar, también lo multipliqué por veinte. Y me hice la cabezota, y me hicieron la cabezota.
Entonces me voy, abro la puerta, y empiezo a llorar con ese sollozo forzado, que no quiere salir pero que lo necesita, que no logra calmarme porque me siento bastante boluda llorando por eso, y ahí estoy, en la lucha interna entre "qué hago llorando - quiero llorar", y que ya no puedo parar...
Se abre la puerta, y Herman entra. Son solo un par de palabras, y la calma llegó.
Porque esa capacidad para decirme quedate tranquila, no seas boluda, pero sin hacerme sentir que lo soy?
Pero que cosa más preciosa, justito lo que andaba buscando...
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home